Universidad Autónoma de Aguascalientes

Según el Sistema de Información Cultural del Gobierno de México en nuestro país se enlistan mil 276 archivos históricos, siendo Jalisco, Estado de México y Puebla los estados con mayor concentración de ese tipo de archivos; pero no se indican hemerotecas, fonotecas o fototecas, tampoco archivos privados, parroquiales ni los creados a nivel de diócesis o en otras instituciones, centros de investigación ni aquellos fondos históricos de bibliotecas. No obstante, la riqueza histórica de nuestro país está ahí, depositada en esos espacios.

Existe una idea preconcebida acerca de que las nuevas generaciones tienen poco interés sobre los acervos de información contenidos en esos archivos; sin embargo, hay propuestas que buscan recuperar y contar historias bajo formatos y expresiones innovadoras. Ejemplo de ello, es el Laboratorio Iberoamericano de Documental, adscrito al Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México (https://iberodocslab.org/)

Sobre dicho Laboratorio y su labor de producción, entrevistamos al cineasta, escritor y artista mexicano  Pablo Martínez Zárate, quien visitó la Universidad Autónoma de Aguascalientes para impartir la conferencia “El archivo como acontecimiento: investigación artística y práctica documental”, durante el programa del Tercer Coloquio Internacional Arte, Imagen y Sonido que organizó el Centro de las Artes y la Cultura.

En su conferencia hizo un recorrido de seis años de producción de obra, principalmente documental, aunque no sólo en el ámbito cinematográfico sino también en instalaciones y piezas interactivas que retoman la idea del archivo, materiales de archivo o que exploran los diversos modos de trabajar con la memoria individual, así como la pública o comunitaria.

Para Pablo, quien cuenta con estudios de maestría en Medios Digitales y Cultura por la Escuela de Arte y Arquitectura de la Universidad de Edimburgo y un doctorado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, la memoria y el archivo no son constructos estáticos. Explica que el archivo no es una serie de estantes acumulando polvo, sino un espacio de tensiones históricas o narrativas donde los relatos están jugando nuevas posiciones todo el tiempo. “Lo que trato de hacer mediante la obra, ya sean películas o instalaciones, es tratar de detonar nuevas lecturas sobre distintos procesos históricos, como el proceso del 68 o lugares como Tlatelolco; al ubicar esos terrenos de investigación se van haciendo piezas documentales no tradicionales, videoinstalaciones, proyectos artísticos o documentales interactivos”.

Adicionalmente, dijo que los diversos soportes han facilitado explorar la realidad desde diversos enfoques y temáticas, sobre todo, hacer del Laboratorio Iberoamericano de Documental una plataforma de reflexión y producción, es decir, “no solamente producimos películas, instalaciones o proyectos artísticos, sino también generamos la reflexión para pensar la práctica documental y sus implicaciones artísticas, sociales y políticas”.

 

Contrario a esas ideas que se tiene acerca de los archivos, Pablo Martínez Zárate dijo que muchos jóvenes tienen disposición, interés, creatividad y entusiasmo por revisar los procesos históricos y reinventar los relatos; ya que tradicionalmente “nos han contado una historia muy rígida, entonces las juventudes tienen mucha inquietud por contar otras historias y encontrar otros modos  para referirnos a nuestra propia historia, creo que el trabajo con los archivos nos permite mucho hacer eso”.

También se refirió a que en la actualidad, muchos de los archivos están en plataformas digitales o en redes sociales que son archivos de nuestra propia existencia, lo que ha permitido que las juventudes exploren los archivos desde otros terrenos.  En ese sentido, destacó que el trabajo del Laboratorio Iberoamericano de Documental ha sido desafiar ciertas preconcepciones que se tienen del archivo y propiciar un primer acercamiento para generar el interés, porque “efectivamente el interés no está dado de antemano, sino que hay que irlo cultivando, incluso en uno mismo es un proceso que se cultiva constantemente”.

La experimentación es el punto de partida para todos los proyectos que se realizan en el Laboratorio. Si bien hay una vocación de investigación artística, cada proyecto tiene su propia naturaleza, algunos  de carácter testimonial o ensayístico; pero es finalmente mediante la experimentación que se busca plantear nuevas preguntas y descubrir nuevos modos de abordar la realidad. Todo ello, implica plantearse una temática al mismo tiempo que se cuestiona qué medios se van a utilizar, es decir, experimentar para crear nuevas narrativas conectando distintas tecnologías.

Pablo Martínez Zárate comentó que dentro de los entornos universitarios se pueden emprender rallys transmedia o proyectos de investigación que involucren al estudiantado, donde se exploren distintos soportes y se conecte con otras escuelas o facultades en un mismo proyecto como punto de encuentro de varias disciplinas. “En un entorno como la universidad hay muchas posibilidades de ir activando colaboraciones, diálogos y no pensar que para hacer un documental interactivo, un webdoc o una instalación se necesitan millones de pesos. Hay formas muy económicas de resolver problemas creativos. La idea viene primero, para que después los recursos vayan respondiendo a las posibilidades”.

“Un soporte en tendencia por su versatilidad, es el podcast. El sonido es un soporte muy noble para adentrarse en proyectos de investigación que después se pueden ir transformando en otras salidas o articularse con universos narrativos más grandes”.

Finalmente, recalcó que el estudio de los archivos y la memoria, sobre todo su intervención, su puesta en acción y su activación mediante el trabajo artístico, no es para rescatar el pasado o excavar en él, sino que esta excavación del pasado es una oportunidad para proyectarse hacia el futuro y construir otros horizontes de posibilidades.