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Quinientas horas parece poco tiempo, pero las actividades de servicio social que realiza la comunidad estudiantil durante ese periodo ˗un mínimo de seis meses y máximo dos años˗ tienen un gran impacto en su formación integral y en los sectores en los que actúan.
El servicio social debe ser gratuito como retribución a la sociedad por los beneficios obtenidos al recibir educación superior. Según la Ley Orgánica de la UAA, en su artículo 120, el objetivo del servicio social es “el encuentro y compromiso del estudiante con la realidad social y consistirá preferentemente en actividades de atención a los núcleos de población menos favorecidos, con el fin de colaborar con su desarrollo integral; se realizará a través de acciones diversas y con los conocimientos adquiridos en su trayectoria profesional”.
Los alumnos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes están obligados a ofrecer sus habilidades y conocimientos en proyectos de servicio social propios o externos, es decir, aquellos autorizados y vigentes dentro de alguna área de la propia universidad, o en instituciones del sector público o asociaciones civiles sin fines de lucro o de asistencia pública, que demanden la incorporación de prestadores de servicio social.
Tan solo en 2024, un total de mil 471 estudiantes concluyeron su servicio social mientras que dos mil 165 estaban en proceso de cumplir con dicho requisito de egreso en los 739 proyectos vigentes. El año pasado se beneficiaron 240 unidades receptoras. En esta edición rescatamos la experiencia de los estudiantes del nivel medio superior y superior al realizar su servicio social y el impacto que han dejado en las comunidades donde colaboran.
El futuro de los árboles está en tus manos, es un proyecto impulsado por la asociación civil Movimiento Ambiental y académicos de la UAA para el rescate y protección de los árboles nativos resilientes. Los alumnos que han participado en este proyecto, han adquirido una mayor conciencia sobre el cuidado del medio ambiente y particularmente sobre la importancia que tienen las especies nativas, como el mezquite o el huizache.
Christopher Miguel Castillo García, alumno del cuarto semestre de bachillerato, realizó su servicio social aprendiendo sobre el cuidado de árboles nativos; formó parte de la primera generación de alumnos que cada sábado visitaban el Parque México con el propósito de incentivar un gran bosque. Entre las actividades que voluntarios y prestadores de servicio social desempeñan son el desmalezado del perímetro de los árboles, formar cajetes en la base de cada árbol que sirven como barrera de protección contra incendios y para almacenar agua; trenzado de árboles o corte de ramas no funcionales para evitar el crecimiento de arbustos; y limpieza de basura en general.
En entrevista, Christopher comentó que esta experiencia le dejó un gran cambio de conciencia y saber que las acciones de forestación no siempre son buenas, ya que se pueden llegar a plantar 100 pero solo diez árboles logran crecer por diversos factores; por ello, es importante cuidar los árboles que ya se tienen, en particular este tipo de especies resilientes que han logrado sobrevivir a los incendios. Otro aprendizaje, según nos compartió, es el conocimiento sobre las especies, ahora ya pueden distinguir el tipo de vegetación que hay en la ciudad, algunas consideradas invasoras para las nativas.
En este programa, también han participado Rogelio López González y Cristian Ulises Mata, también alumnos del cuarto semestre en el Centro de Educación Media. Para Rogelio, su amor por la naturaleza lo motivó a registrarse en este proyecto que le dejó “más conciencia para cuidar y respetar su hábitat, pues ahí aprendimos a cuidar los árboles nativos haciendo acciones específicas para que éstos puedan aprovechar el agua de lluvia y sobre el papel que juegan para el medio ambiente; es muy importante este programa de servicio social para la conservación de las especies nativas de Aguascalientes”. Por su parte, Cristian aseguró que su paso por este proyecto de servicio social, le dejó aprendizajes como que no todos los árboles son iguales, cada especie tiene sus diferencias, su importancia y requieren cuidados distintos.
Rogelio López González, Cristian Ulises Mata y César Oswaldo Ruvalcaba Hernández, son alumnos del Centro de Educación Media que realizaron su servicio social en el proyecto El futuro de los árboles está en tus manos, el cual recomiendan a los demás estudiantes por el aprendizaje que obtienen sobre árboles nativos y el cuidado del medio ambiente: su labor ha trascendido en la conservación y rescate de muchos ejemplares.
César Oswaldo Ruvalcaba Hernández, actualmente cursa el segundo semestre de Ingeniería Automotriz, y para cumplir con el servicio social en el Centro de Educación Media, se inscribió en dicho proyecto porque le llamó la atención y podía estar al aire libre; hoy encuentra importante el aprendizaje obtenido en el servicio social pues desde su campo profesional puede explorar en el campo de los vehículos amigables con el medio ambiente, ya que este proyecto ayuda mucho a los estudiantes y nos enseña a cuidar y respetar cualquier tipo de vida, sobre todo vegetal: “Gran parte de lo que nosotros apoyamos es evitar que los árboles se quemen, cuando se han llegado a provocar incendios”.
El Centro de Educación para Adultos es un programa con 47 años de historia en la UAA que ha hecho grandes aportaciones en la reducción del rezago educativo de las personas adultas. Esta labor social ha sido posible también gracias a muchos prestadores de servicio social, estudiantes de diversas carreras, que brindan asesoría en la alfabetización de personas que desean acreditar su formación primaria, secundaria o preparatoria.
Pamela Padilla Macías y Jarim Alejandra Franco Dávalos, son alumnas del octavo semestre de la carrera de Asesoría Psicopedagógica, y actualmente fungen como asesoras en el Centro de Educación para Adultos, un lugar donde además de fortalecer su perfil profesional en el ámbito de la docencia, han contribuido a que las personas adultas mayores cumplan sus metas de superación personal acreditando los niveles de educación básica y media superior.
“Nosotros nos encargamos de regular el aprendizaje de los alumnos, diseñamos planeaciones y estrategias que sean progresivas y que les favorezcan. A mi me gusta aplicar instrumentos para identificar el estilo de aprendizaje de mis alumnos, si son kinestésicos, visuales o auditivos; con base en esos resultados puedo adaptar mi forma de enseñanza para que ellos aprendan de una mejor manera”, explicó Pamela Padilla. Colaborar en el Centro de Educación para Adultos es una experiencia muy rica en conocimientos y aprendizajes; por lo que hace extensiva la invitación a estudiantes universitarios a que consideren este proyecto de impacto social.
Jarim Alejandra buscó un proyecto que estuviera relacionado con su carrera, es decir que le permitiera realizar actividades de planeación, estar frente a grupo, programar las materias para abarcar todos los contenidos indicados. “A mí a mí me encanta cómo hacemos nuestra labor social y aparte nos saca del contexto, casi siempre trabajamos con niños, desde preescolar hasta máximo primaria o secundaria, pero aquí nos enfrentamos con adultos que vienen con un motivo de superación, y eso me llena mucho; además nos reta como asesores para aplicar estrategias o dinámicas distintas”. En entrevista, mencionó que esta es una labor muy importante, ya que, a través de las asesorías los usuarios despejan dudas y se van preparando para acreditar los exámenes oficiales, los cuales son muy difíciles.
La Clínica ambulatoria en comunidades rurales es un proyecto surgido desde el Centro de Ciencias Agropecuarias, cuyos objetivos son fortalecer la vinculación y servicio a comunidades rurales; las experiencias y aprendizaje de los alumnos con animales de producción y domésticos, así como interesarlos en las problemáticas de los sistemas de producción a pequeña escala y participar en campañas zoosanitarias.
En este proyecto de servicio social, participaron Daniela Salazar Bernal y Lesley Fabiola Palos Martínez, ambas estudiantes de la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia. En una entrevista realizada en las áreas productivas de La Posta, explicaron que a través de la clínica ambulatoria se llevan los servicios médicos básicos a las zonas rurales; a ellas les tocó acudir junto con otros compañeros a La Tomatina, El Conejal, El Sabinal y El trigo.
El beneficio es mutuo. Los beneficiarios de la clínica ambulatoria también apoyan a los estudiantes con el manejo de los animales para poder recibir la atención, comparten conocimientos y muchas veces les invitan el refresco. “También adquirimos nuevas habilidades o aprendizajes, porque algunos no tenemos las posibilidades de estar en contacto con estos animales, por lo que nos ayudan a reforzar los conocimientos del aula, aprendemos a lazar las vacas, a maniobrar los borregos, aplicar vacunas… en cambio tratamos de explicar a los propietarios el efecto que tendrán los desparasitantes o las vacunas”, mencionó Lesley Fabiola.
Sobre ello, Daniela comentó que su labor está dirigida a pequeños o medianos productores que quizá no tienen las posibilidades económicas o la mano de obra necesaria. Participar en la clínica ambulatoria les ha dejado grandes satisfacciones, entre ellas, contribuir en la salud animal y la salud pública; así como colaborar con los productores.
El interés de participar en este proyecto de servicio social, tuvo mucho que ver con la idea de algún día enfocarse a los animales de producción pecuaria. Lesley Fabiola dijo que la clínica ambulatoria es muy recomendable para los alumnos que desean especializarse en ganado bovino de leche o reproducción de equinos, por ejemplo.