Universidad Autónoma de Aguascalientes

Metonimia de la Muerte en el Cine Mexicano

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Metonimia de la Muerte en el Cine Mexicano.

COLABORACIÓN: Karla Karina Delgado | Docente del Departamento de Comunicación.

“Fortuitamente la escena animada se convirtió en un arte: la cinematografía. Una invención técnica que ha saciado de golpe una espera milenaria, universal, individual, nocturna”, Pascal Quignard.

 

Para los mexicanos mirar de frente a la muerte no es algo extraño, culturalmente nos pertenece y le pertenecemos. La idea del inframundo ha sido un tema constante en distintas manifestaciones artísticas, el cine no es cosa aparte. Todo arte hace visible el pensamiento. Sin embargo, no son tan extensas las filmografías que explícitamente denotan en obviedad el tema de la muerte, no así en otras narrativas cuyo eje de relato es justo el perecer de la existencia física.

Así pues, la historia filmográfica de México ha andado distintos –si no es que todos los- caminos de nuestra sociedad, los ha observado y los ha apropiado, algunos de forma más asertiva que otra; otras tantas con decentes producciones y las menos con odiseas para poder costearlas y lograr su estreno.

Lo cierto es que, pese a los distintos vericuetos, la importancia de la representación en el quehacer del cine nacional no ha dejado de tener interés (todo está por estrenar, por ver, por inaugurar). Los cineastas y los espectadores siempre operamos bajo la premisa de que  releer es un ejercicio para una reinterpretación del mundo (el de los vivos, el de los muertos).

Ocurre igual que cuando se cuentan historias de o sobre la muerte, la mirada cambia. Parafraseando a Bergman  “el cine de este tipo se vuelve onírico, intangible, de otro mundo. Fascinante, hermoso. Frontera entre movimiento y silencio”. Aquí entramos en un dilema de vida o muerte, de metonimia y por tanto de liberarnos de prejuicios de corrección política.

En este sentido, el Cine Mexicano ha esbozado ese intangible otro mundo de formas peculiares, todas de la mano de la realidad socio-política, pero además apegado a la dermis cultural del mismo tiempo. No es extraño pues, en este breve listado de películas mexicanas que nos cuentan cosas de la muerte, como de adjetivo en adjetivo nuestros realizadores y cineastas han ido configurando el ideal: lo imaginario.

No es lo mismo el México de Roberto Gavaldón, al que le ha tocado vivir a Alberto Artnut; empero, yendo de un extremo a otro, su cine demuestra –como el arte en general- que el arte no puede ser inmune al mundo. Insisto, el tropos de la metonimia nos pone y dispone en la pantalla la retórica en movimiento, en donde simbólicamente necesita oscuridad para proyectarse y así poder designar algo que, por el efecto y la causa o viceversa, nos adelanta que el signo una vez ´proyectado ha de perecer.

La preeminencia de la contemplación de la luz abre paso innegable (y de forma cada vez más popular y arraigada) a la preeminencia de la acción: el arte no está ya frente a nosotros, nosotros estamos frente y en él. El mundo abocado a la violencia es lo que hoy nos corresponde o nos está tocando vivir (por ejemplo hay quienes hablan de narco arte, discursos de la llamada pequeña burguesía sin ética).

El intertanto ha preñado nuestra filmografía y la ha dotado de narrativas varias así como de técnicas, aun así, dicen los que saben porque saben lo que dicen, no han tocado el tema con la suficiente profundidad o más allá de un encono folclorista. Creo que en todo caso, se ha apostado un poco más por la sui generis de estéticas Resortes emocionales, el génesis y la contra posición. El cine calca, se apropia de la vida y la verdad, la rearma para determinar que cumple y expresa con aquello que la gente siente y demanda.

Narrativas que  van desde la sugerencia y elegancia, la  mayoría de las veces representada con un esqueleto (el tono y perfil alegórico de la misma no deja de permear todas las historias), la muerte en el cine mexicano ha sido planteada en distintos géneros y técnicas, de paso sea decir que Macario, del cineasta Roberto Gavaldón es mencionada dentro de las mejores películas de la historia.

Aquí pues el listado sugerido de películas mexicanas (de factura o realizada por cineastas mexicanos) que tocan directamente el sentido tema de la muerte, no son las únicas porque también debemos considerar aquellas narrativas en donde se vincula el tema con el género (lo fantasmagórico, por ejemplo, haría la lista aún más extensa).

  1. ¡Qué viva México! (1932), Sergei Eisenstein
  2. La muerte enamorada (1951), de Ernesto Cortázar
  3. Macario (1960), de Roberto Gavaldón
  4. Los Caifanes, secuencia de “Las camas de amor eterno” (1967), de Juan Ibáñez
  5. Mictlan (1969), de Raúl Kamffer
  6. El esqueleto de la señora Morales (1960) de Rogelio A. González
  7. Hasta los huesos (2002), de René Castillo
  8. Dame Posada (2011) de Cecilio Vargas
  9. La Parka (2013), de Gabriel Serra
  10. Hasta los dientes (2018) de Alberto Arnaut

El pilón: Séptimo sello (1957) de Ingmar Bergman.

FE DE ERRATAS: En la edición impresa de la Gaceta Universitaria No. 133,  página 19, dice «Séptimo sello (197) de Alberto Arnaut»; debe decir Séptimo sello (1957) de Ingmar Bergman.