Universidad Autónoma de Aguascalientes

Mensaje de la Dra. Sylvia Schmelkes del Valle en ocasión del libro «Trascender en luz. Cincuenta destellos»

gaceta uaa

Durante la presentación del libro «Trascender en luz. Cincuenta destellos»,  la doctora Sylvia Schmelkes del Valle, destacada académica ahora jubilada por la Universidad Iberoamericana compartió sus impresiones acerca de la publicación además de destacar  las aportaciones que ha hecho la Universidad Autónoma de Aguascalientes en sus cincuenta años de historia. Aquí te compartimos su mensaje:

Yo debo decir que el honor me lo hacen a mí porque de verdad es un enorme honor poder compartir esta celebración por los cincuenta años de la Universidad, presentando  este maravilloso libro.

Les agradezco muchísimo a la Rectora, a Martha, muchísimas gracias por esta invitación y por la posibilidad que me dan de compartir mis impresiones de la lectura de este libro.

Quiero iniciar felicitando sinceramente a esta honorable Universidad Autónoma de Aguascalientes, de la que me siento yo muy cercana, por estos 50 primeros años de vida fecunda. Este libro que hoy presentamos, pone de manifiesto los impresionantes avances durante este medio siglo, así como el impacto de la Universidad Autónoma de Aguascalientes en el estado y más allá del Estado.

El libro da cuenta de la manera como 50 notables egresados, una pequeña muestra de los muchos que merecen este adjetivo, vivieron su paso por la universidad y lo que le significó haber estudiado aquí para su vida profesional futura. La metáfora a través del libro es muy atinada: proviene del lema de la Universidad “Se Lumen Proferre”, se luz que ilumine; el título es “Trascender el luz” y el subtítulo “Cincuenta destellos” refiriéndose a los 50 egresados. Las y los egresados que dan su testimonio, asumen la metáfora y se refieren en múltiples ocasiones a la luz que significó en su vida la universidad; pero a la vez, manifiestan en sus vidas y obras, la luz que han proferido a la sociedad.

Las 50 egresadas y egresados son muy diversos en edades, en carreras, en orígenes, en líneas de desarrollo profesional. Así, hay hombres y mujeres y personas de la comunidad LGBT, jóvenes egresados hace solo algunos años, adultos en su plenitud, adultos mayores, algunos ya fallecidos. Hay quienes representan la tercera generación de su familia de haber estudiado en la universidad, aquí mismo, y hay también muchos que son los primeros de su familia en ir a la universidad.

Un buen número de ellos son originarios de la ciudad de Aguascalientes o del estado, pero también muchos migraron a Aguascalientes, la gran mayoría de ellos para estudiar. En algunos casos fueron las familias las que emigraron buscando buenas oportunidades educativas para sus hijos e hijas; en otras, fueron las y los estudiantes los que emigraron para estudiar. Para algunos de ellos, el costo de la Universidad fue oneroso para sus familias, algún padre tuvo que emigrar Estados Unidos para poderla costear, para otros considerado bajo fue lo que les permitió cursar una carrera universitaria.

De la Universidad, las y los egresados reiteradamente se refieren a su humanismo, a las oportunidades que brindó de hacer viajes de prácticas, estancias de verano científico, experiencias de intercambio académico, becas para cursos especiales en otras universidades e, incluso, a otros países. También se refieren gran parte de ellos, a la integralidad de la formación. Entre otras cosas, a la intensa vida cultural de la universidad, las oportunidades de practicar algún deporte, la  enseñanza de idiomas extranjeros que a muchos de ellos les facilitó la migración a otros países.

Hacen referencia a la libertad que experimentaron para expresarse, formarse, incluso desde el bachillerato de la Universidad que muchos cursaron.

Quienes se dedican a la investigación hacen mención de cómo los laboratorios de investigación de la Universidad les abrieron sus puertas para formarse como tales desde muy pronto en sus estudios licenciatura y les despertaron la vocación científica.

Quienes han seguido carreras artísticas relatan las oportunidades que tuvieron para desarrollar su vocación creativa y la libertad que experimentaron durante sus estudios para explorar sus talentos.

Quienes son empresarios, refieren sus prácticas en empresas; los que continuaron con estudios de posgrado, refieren la calidad de su formación como la base a partir de la cual fueron aceptados y tuvieron éxito en muchas instituciones de gran prestigio a nivel nacional e internacional.

Quienes emigraron y se desarrollan profesionalmente fuera del país, atestiguan las bases de conocimiento, de idiomas, pero también de valores y de disciplina de trabajo que la Universidad contribuyó a desarrollar en ellos. Todas y todos hacen mención de algunos de sus docentes que los marcaron, los orientaron, los alentaron y les ayudaron encaminar el inicio de sus carreras profesionales.

En estos testimonios aparecen de una manera muy personal, mediante las palabras de quienes pasaron por sus aulas, la historia de la UAA. Hay entre quienes cuentan su experiencia personas que participaron en la Universidad Autónoma de Aguascalientes antes de 1973 cuando se funda como universidad, desde antes que fuera universidad.

El interés de sectores importantes de la sociedad aguascalentense durante muchos años previos y, especialmente en la década de los sesentas por establecer una instancia de pensamiento, investigación y formación de alto nivel que tuviera relevancia para el estado, y los esfuerzos para lograrlo, sin duda, montaron la plataforma para que en los años setenta, en las postrimerías del movimiento estudiantil y en los inicios de la masificación de la educación superior e nuestro país, fuera posible lograr los apoyos necesarios de la Federación y del estado para establecer una de las primeras y de las muy pocas, actualmente solo 35universidades públicas autónomas del país. Con ello, no sólo se logró que quienes terminaran el bachillerato pudieran continuar estudiando en su propio estado y no tuvieran los que podían hacerlo, que salir a estudiar fuera;  sino que la UAA se convirtió en un polo de atracción tanto de familias que llegaron al astado porque ahí había una buena oferta de educación superior, como de estudiantes que dejan a sus familias para venir a Aguascalientes a estudiar.

Muchos testimonios dan cuenta de lo que significó estudiar una carrera universitaria para la movilidad social en relación con la generación anterior de su familia. La suma de estos casos es elocuente respecto al papel de la educación superior, la UAA incluida, en propiciar la permeabilidad social, indispensable para la armonía y el bienestar de una región de un país.

Este resultado de la educación superior fue muy claro durante las últimas tres décadas del siglo pasado cuando se dio su masificación. Ahora este efecto se debilita y eso preocupa.

La autonomía ha dotado a esta universidad el privilegio de imprimirle a esta obra su vocación regional, su personalidad humanista y su reconocida calidad académica. Cincuenta años de constancia, crecimiento y mejora, han permitido transformar como los testimonios lo indican, la realidad de Aguascalientes y de toda la región, dotándola de cuadros profesionales de alta calidad en múltiples disciplinas.

También como lo indican los testimonios, la UAA ha sabido adaptarse a los cambios en el entorno inmediato y mediato, diversificando su oferta educativa en función tanto del avance del conocimiento y de la tecnología, como de las necesidades estatales y regionales. Muchos testimonios dan cuenta de más de la capacidad de exportadora de cuadros profesionales calificados tanto a otras entidades de la República como a otros países de diversos continentes en los que varios de los egresados que escriben sus testimonios, han fincado su residencia.

Los testimonios también manifiestan el espíritu crítico de sus egresados. El 95 por ciento de lo que en ellos se dice, son alabanzas auténticas, genuinas a la UAA, al paso por sus aulas y el impacto que tuvo su formación en su vida futura. Pero hay un 5 por ciento de crítica; de una crítica positiva, constructiva, que alienta a revisar áreas de oportunidades y a mantener el impacto de la mejora continua.

Esto le da el libro una gran frescura. No todo está hecho, hay problemas que superar, hay áreas de mejora, lo que indica que se ha recorrido un tramo del camino. El resto está por transitarse.

 

Yo quisiera añadir mi propio testimonio, no como egresada, pero sí en algún tiempo como profesora, a este conjunto de testimonios.

Tuve la fortuna de ser invitada por  Felipe Martínez Rizo, antes de que fuera rector por la UAA, para participar en el Doctorado Interinstitucional de Educación. Esta iniciativa de Felipe Martínez Rizo es una muestra de la trascendencia de la UAA a nivel nacional y más allá. El doctorado fue producto de un diagnóstico certero que mostraba la incapacidad de formar doctores en educación a nivel nacional por la ausencia de masa crítica de profesionales con doctorado en los centros y universidades de formación e investigación de alto nivel en el país. Felipe convocó, desde la UAA a las y los doctores que, entre alrededor de 20 instituciones, pudieron reunirse para crear el doctorado interinstitucional con sede aquí en la UAA. El propósito fue formar doctoras y doctores suficientes para que las instituciones de alto nivel pudieran, en un mediano plazo, formar en sus propios programas de doctorado en educación. Desde un principio Felipe Martínez Rizo propuso formar alrededor de 60 doctores, 20 por generación; después de tres generaciones, el programa era generacional, se habría logrado la meta. El diseño fue realmente innovador, se trataba de un doctorado tutorial en el que cada estudiante planteaba un proyecto de tesis, alguna o alguno de los doctores lo dirigían, pero se armaban grupos de tres o cuatros doctorantes y sus tutores con temas afines. Cada semestre se reunía la generación y en los grupos de temas afines se revisaban, comentaban y criticaban los avances y se hacían recomendaciones de corrección y de continuación del proyecto. Cada estudiante tenía la retroalimentación, no solo de su tutor, sino de los otros dos o tres tutores del grupo que también leían sus avances, así como de sus compañeros estudiantes. Para cada semestre estaba pautado el avance, revisión de la literatura y marco teórico, diseño metodológico, preparación del trabajo empírico, recolección de la información, análisis y redacción de la tesis.

Me tocó participar como tutora en dos de las tres generaciones y puedo atestiguar la riqueza de estas reuniones semestrales. Es notable que en las tres generaciones hubiera solo dos personas que no terminaron, y una tercera que desgraciadamente falleció. La eficiencia terminal fue altísima, las tesis producto de este doctorado fueron excelentes y enriquecieron áreas de conocimiento educativo o incluso abrieron nuevas. Tan exitoso fue el modelo que de operación y gestión del doctorado, que todavía se aplica en el Doctorado Interinstitucional de Educación del Sistema Universitario Jesuita, al que yo pertenezco, que lo copió y lo ha implementado ya durante diez generaciones.

La previsión de Felipe Martínez Rizo se cumplió. Universidades y centros de investigación pudieron abrir sus programas de doctorado al contar ya con la masa crítica suficiente de profesores con el grado. Con ello, la UAA le dio un enorme impulso al campo de la investigación educativa y a la educación en el país. Felipe Martínez Rizo después, ya como rector, continuó con este impulso de imprimir calidad al trabajo universitario ahora para toda la universidad.

Como la introducción a este libro lo indica, este conjunto de testimonios es un muestrario de las muchas y muy valiosas personas egresadas del UAA. El proceso de selección de los testimonios, limitados a 50 para celebrar los 50 años, permitió reunir aquí a egresados que se han destacado en el estado, en el país y en el mundo. Los que no se incluyen en este libro son muchísimos. Muchos de ellos destacados también de acuerdo con los criterios establecidos por el procedimiento de selección, pero que ya no cupieron en los cincuenta. El impacto de la UAA, sin embargo, no termina ahí.

Cuántos otros egresados, quizás menos visibles, más silenciosos, ejercen cotidianamente su profesión con responsabilidad, son ciudadanas y ciudadanos responsables y activos, se encuentran formando nuevas generaciones de jóvenes en el trabajo docente, son padres y madres que crían a sus hijos con sensibilidad y afecto. La UAA, sin duda, ha contribuido a formar profesionales capaces que construyen día a día, una sociedad con fuerte capital social y cada vez mayor bienestar, y a la vez, personas conscientes, comprometidas, pacíficas, capaces de resistir las tentaciones de la corrupción y el dinero fácil; y en lugar de ello, se dedicaron a sembrar honestidad, paz y vida democrática.

Los testimonios que este libro nos ofrece, muestran que también son indicativos de que se dan estos resultados más intangibles, pero de enorme profundidad y trascendencia, que quizás valdría la pena algún día investigar más a fondo.

No quiero terminar esta participación sin hacer referencia al último testimonio de este libro, escrito de manera póstuma por una tercera persona: el de Margarita Zorrilla Fierro. Margarita fue colega y amiga durante décadas, su muerte prematura hace un par de años impidieron que ella escribiera su testimonio, pero celebro que a pesar de ello, su testimonio de vida se incluya; pues Margarita fue una tenaz promotora de la educación de calidad con equidad, de la superior en la UAA; pero notablemente de la educación básica aquí en el estado cuando fue directora de desarrollo educativo en el recién creado Instituto de Educación de Aguascalientes, y más tarde como directora del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y después como consejera del mismo instituto autónomo.

Soy testigo de su pasión por la educación, de su vocación formadora de estudiantes universitarios, de maestras y maestros, de directoras y directores, supervisoras y supervisores de educación básica; de su personalidad que contagiaba entusiasmo, de su enorme generosidad, de sus múltiples logros. Margarita encarna el impacto transformador de la UAA a través de sus egresados.

Término reiterando mis felicitaciones a la UAA por estos 50 años de vida. Por su proceso de consolidación institucional, por su vocación humanista, por su impacto en la formación de personas en la construcción de comunidades, y en las transformaciones de la sociedad. Deseo que esta gran institución continúe su tránsito hacia el futuro con ese mismo espíritu de mejora y cambio, de aporte sustancial a una sociedad más sostenible, más pacífica, más humana y más justa. Muchas gracias.