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Introducción. Del confinamiento a las nuevas dinámicas familiares y escolares
Hemos cumplido un año de confinamiento y es necesario reflexionar acerca de las problemáticas, así como las consecuencias que esta pandemia va a heredar a las generaciones más pequeñas y cómo los adultos, principalmente los padres de familia, enfrentaron esta nueva dinámica escolar dentro de los hogares. Se podría pensar que dejar las clases presenciales redujo el acoso escolar, pero puso en el foco de atención la violencia y el maltrato doméstico. La pregunta es: ¿Qué sucede con el aprendizaje, la estimulación temprana y la educación inicial? ¿Los niveles de ansiedad y estrés? ¿Cómo compaginaron los padres de familia el trabajo en casa con el nuevo rol de ser docentes?
Pandemia: rezago importante en la educación y las habilidades sociales de la niñez mexicana
México es un país de numerosas desigualdades sociales. Con la pandemia, las carencias se magnificaron para muchos sectores de la población, incluidos los niños y las niñas que tuvieron que abandonar sus espacios educativos, de socialización y esparcimiento. En 2014, según la UNICEF- CONEVAL, el 51% de los niños, las niñas y los adolescentes de nuestro país vivían en situación de pobreza, de los cuales 4 millones lo hacían en pobreza extrema, es decir, además de pertenecer a una familia con ingresos económicos bajos, no tuvieron acceso a los servicios médicos, tampoco una nutrición adecuada ni educación de calidad.
La maestra Miriam Iliana Veliz Salazar, académica del Departamento de Educación, mencionó que la pandemia trajo un gran cambio en el aspecto educativo y socioemocional de los niños, pues más allá del cierre de las actividades comerciales, la reducción de los ingresos económicos afectó su bienestar.
Actualmente, México tiene un gran reto para sobrellevar e incluso corregir los estragos que está dejando la pandemia. En el ámbito educativo tenemos importantes rezagos en todos los esfuerzos que se habían dado para tener una educación de calidad en todos los niveles. Si nos enfocamos en la edad preescolar, las medidas de distanciamiento limitan el transcurso de esta primera etapa de vida, pues al no contar con la estimulación temprana ni la educación inicial adecuada, se perjudica el desarrollo neurológico y la adopción de habilidades más sofisticadas que se requieren en la educación básica, media superior y superior.
En este sentido, la académica universitaria indicó que en esta etapa es indispensable el apoyo de los padres de familia y una buena comunicación con el tutor para que la educación a distancia sea efectiva. Esto se ha visto mermado considerablemente, “ya que si los papás tienen la oportunidad de estar en casa, difícilmente pueden atender las necesidades de los niños pequeños. Durante la pandemia, los niños dejaron de asistir al preescolar como una medida de seguridad, lo que priva la adquisición de habilidades para el aprendizaje y la socialización, pues ellos aprenden jugando y conviviendo”.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México hay más de 31.7 millones de niños, niñas y adolescentes de los 0-14 años de edad. Según datos del INEGI, 5.9% de los niños y un 6.5% de niñas de los 6 a los 14 años de edad no asisten a la escuela. Por otra parte, en 2019 había casi 3.3 millones de niñas, niños y adolescentes (5 a 17 años) que realizaban alguna actividad económica, de los cuales 53.7% desarrollan una ocupación no permitida.
Para el sector de la población en educación primaria, que ya estaban escolarizados, la realidad no es muy distinta. La maestra Miriam Iliana Veliz Salazar mencionó que si bien se definieron estrategias de clases a distancia a través de la televisión, la radio o el internet y los dispositivos de cómputo, no se tuvo igualdad de acceso y condiciones. Hizo referencia al reporte de la UNICEF denominado “Educación en pausa”, que destaca que tres cuartas partes de los alumnos en educación privada pudieron llevar sus clases a distancia, mientras que solo un 50% de los niños en el sistema público pudieron hacerlo.
Entonces, si esto lo llevamos a los grupos vulnerables, la brecha de desigualdad se abre de manera importante, pues los niños no tienen acceso a la televisión ni al internet, el apoyo que existía con los libros de texto tampoco se tuvo. Ante esta situación, la profesora acotó que se está registrando un importante rezago además de vulnerar el derecho a la educación de los niños: “Estamos cerrándole las puertas a este sector, más allá del impacto en la calidad académica, en su bienestar social”.
El confinamiento también provocó la inactividad de los niños y un cambio en la alimentación, sin dejar de mencionar que para muchos los desayunos escolares representaban la oportunidad de realizar una buena comida en el día. Con el cierre de las escuelas, el sedentarismo aumentó y la alimentación en casa no es la más apropiada, incluso se puede hablar de una brecha muy amplia entre la desnutrición, la mala alimentación y la obesidad.
Retos para los docentes y el sistema educativo
Esta generación de niños y adolescentes que saldrán afectados por la pandemia impone el reto de brindar una atención integral para que puedan retomar o corregir esas habilidades indispensables a lo largo de su vida, pues no solo se trata de compensar lo que se ha perdido, sino de minimizar el impacto que tendrá.
Sobre ello, la maestra Miriam Iliana Veliz Salazar aseguró que un primer reto es garantizar que la escuela será un lugar seguro y que contará con la infraestructura básica; además, los docentes tendrán que enseñar buenas prácticas de autocuidado e higiene para evitar contagios, por otro lado, los niños tendrán que hacerse responsables de lavarse las manos e interactuar con distancia (lo cual será difícil dado que gran parte del desarrollo de los niños se da con la interacción y la convivencia).
En cuanto a los contenidos escolares, será necesario implementar programas correctivos, comenzando por identificar el nivel de aprendizaje con el que los niños regresarán. Enfatizó que no se trata de saturar con contenidos, sino de adoptar otro modelo pedagógico que permita afianzar las habilidades básicas que los niños necesitan: pensamiento crítico, habilidades para el autoaprendizaje y para el razonamiento lógico-matemático, que se pueden diseminar a destrezas más específicas.
“Creo que debemos fomentar poco a poco las estrategias cognitivas que les permitan interactuar con contenidos más complejos. Además, los profesores deberemos hacer una gran labor de inclusión, en tanto que los grupos tendrán diferentes niveles de aprendizaje, algunos regresarán con un mejor manejo de las TIC en comparación de otros que solo tuvieron acceso a la televisión o a indicaciones por mensajería instantánea”.
Finalmente, la profesora del Departamento de Educación comentó que los docentes requerirán creatividad, la formación y las habilidades para generar estrategias que conduzcan a que los alumnos vayan avanzando paulatinamente, que continúen con su aprendizaje y sepan cómo resolver y afrontar los desafíos que se vienen para esta generación.
Referencias
UNICEF, CONEVAL. Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes en México, 2014
cuentame.inegi.org.mx