Universidad Autónoma de Aguascalientes

Independencia y educación superior: dos efemérides clave en la historia del país

PDF | 505 | Hace 1 año | 29 septiembre, 2023

Dra. en Admón. Sandra Yesenia Pinzón Castro

Durante el mes que el día de mañana concluye nos correspondió celebrar, como cada año, algunos de los acontecimientos más importantes en la historia de México.

Por una parte y como todos saben, el 16 de septiembre conmemoramos aquella madrugada de 1810 en que el cura Miguel Hidalgo y Costilla mandó tocar las campanas del Templo de Dolores y llamó a sus habitantes a la insurrección contra el gobierno en turno. Si bien al principio este llamado no contemplaba independizarnos de la Corona Española sino más bien reconocer a Fernando VII como su máximo soberano (después de que este último se hubiera visto obligado a abdicar en favor del hermano de Napoleón Bonaparte), pronto el levantamiento en armas cobró un nuevo sentido, al ser perfilado por insurgentes de la talla de José María Morelos y Vicente Guerrero, entre otros.

De esta forma, se pusieron en el centro del conflicto las terribles injusticias generadas por la división de castas, así como las indignas condiciones de vida y la discriminación que sufrían las personas nacidas aquí, en contraposición con los privilegios que recibían los llegados del Viejo Continente. Se habló entonces de la abolición de la esclavitud y de la independencia total de la Nueva España con respecto a cualquier reino o nación extranjera. Así vista, la causa era justa y absolutamente necesaria. Por ello, fue bien recibida por innumerables indígenas y criollos americanos que se sumaron a la insurgencia, y, a costa de mucha sangre derramada y vidas perdidas, se logró el anhelado sueño de la soberanía.

Quiso el destino que 11 años y 11 días después de su comienzo, el levantamiento iniciado en un pueblo olvidado al interior del país, con apenas un puñado de civiles armados con machetes y palos, culminara con la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, para proclamar oficialmente nuestra independencia. Como dato curioso y un poco al margen de lo anterior, vale la pena señalar que Agustín de Iturbide, quien fuera a la cabeza del ejército independentista, cumplía años precisamente ese día: el 27 de septiembre… Paréntesis aparte, los meses de septiembre de 1810 y 1821 constituyeron un parteaguas en la historia de nuestro país, porque sentaron las primeras bases de la soberanía y la democracia que hoy disfrutamos.

Por lo anterior, y precisamente como una forma de remarcar la trascendencia de estos hechos históricos, un 15 de septiembre, pero de 1854, se interpretó por primera vez nuestro Himno Nacional Mexicano, escrito y musicalizado por Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó, respectivamente. Cabe destacar que la creación de esta pieza obedeció a una convocatoria lanzada por Antonio López de Santa Anna, en su búsqueda por generar un mayor sentimiento de cohesión e identidad en el país, que tanto lo necesitaba en ese momento ante los problemas internos y las amenazas provenientes de naciones extranjeras.

A este conjunto de hechos (inicio y culminación de la Independencia; creación del Himno Nacional Mexicano), se suma otro de mucha importancia para la educación superior en el territorio nacional: el día 22 de septiembre de 1910, gracias a un proyecto y las gestiones de Don Justo Sierra Méndez, se fundó la Universidad Nacional de México, máxima casa de estudios de la nación, en la que muchas otras universidades nos inspiramos en nuestros inicios. La hoy UNAM ha sido además un gran semillero de artistas, académicos, políticos y deportistas, al grado de que no solo de ahí han surgido presidentes de la república, premios nobel, luminarias de la cinematografía y medallistas internacionales, sino que prácticamente todas las instituciones educativas de nivel superior en el país cuentan entre sus filas con egresados de dicha institución.

Cabe agregar, en reconocimiento a la visión y el amor que tenía Justo Sierra por México, que fue él mismo quien, siendo diputado del Congreso de la Unión, propuso que la educación primaria se brindara como un derecho y se diera de manera obligatoria a todos los niños del país.

Así, por todo lo que ha representado para la construcción de nuestra identidad y desarrollo como nación, este mes es uno de los más importantes en nuestra historia. En ese sentido, vale la pena cerrar septiembre recordando una vez más los sucesos aquí mencionados, y sumándonos al reconocimiento de aquellos grandes personajes que nos dieron patria, himno y una sólida estructura educativa para las y los mexicanos.

Conmemoremos y celebremos, pero también, al mismo tiempo, renovemos nuestro compromiso de ser humanistas, solidarios, respetuosos y empáticos con todas las personas y con el entorno. Solo desde ahí: desde la ética, los valores y la consideración fraterna, es posible hacer de un territorio –cualquiera que este sea— una patria fructífera y valiosa. Esta es la mejor forma de honrar al país en que nacimos y celebrar nuestra historia y nuestros héroes.

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