Universidad Autónoma de Aguascalientes

Una patria para todas y todos

PDF | 18 | Hace 1 semana | 27 septiembre, 2024

Dra. en Admón. Sandra Yesenia Pinzón Castro

Hace un par de semanas, en el mes que estamos culminando, conmemoramos un acontecimiento que cambió la vida del país para siempre: el inicio de nuestra Independencia y, con ello, el haber dado un paso fundamental para la posterior construcción de nuestra república, hasta llegar a la organización política, social e interinstitucional que nos rige en nuestros días.

Más allá de reiterar una historia que es o debe ser del conocimiento de cada uno de nosotros por constituir una de las bases identitarias de nuestro país, quiero aprovechar el marco de este mes patrio para hablar de la unidad que debemos buscar entre las y los mexicanos. Porque si algo nos ha permitido sortear una innumerable cantidad de retos, problemáticas, guerras y hasta crisis internacionales, desde ese movimiento independentista iniciado en 1810 hasta nuestros días, ha sido precisamente el sentimiento de pertenencia, de hermandad o, en una palabra, de identidad colectiva, desde el cual hemos logrado, sobre todo en las últimas décadas, los acuerdos que nos han permitido vivir la democracia y el desarrollo social.

Por supuesto, la unidad a la que debemos aspirar no implica la unificación de ideas, ni de criterios y posturas. Muy al contrario, debe fortalecerse de la pluralidad y la libertad; de la posibilidad de pensar distinto y, desde esas diferencias, buscar el diálogo y los acuerdos, a fin de que todas las voces sean escuchadas y todas las personas se sientan arropadas y representadas: minorías y mayorías, mujeres y hombres, infancias y adultos mayores, indígenas y extranjeros nacionalizados. Es decir, todas, todas las personas que integramos esta gran nación y que somos su capital más importante.

En esta búsqueda de reforzar la unidad y la posibilidad de que siempre exista diálogo, tolerancia y empatía entre todos, las universidades y los centros educativos del país tenemos que cumplir un papel de primer orden, porque es en las aulas y en las dinámicas de formación integral donde las nuevas generaciones pueden aprender a escuchar o a cerrar sus oídos; a ser indiferentes o a ser partícipes de la construcción de paz, justicia y bienestar; pueden aprender a abrazar la intolerancia o a buscar puntos de acuerdo y fraternidad.

Es en las instituciones educativas donde se construyen las ciudadanías y, por ello, corresponde que en ellas se dé el mayor ejemplo de diálogo y hermandad, sin por ello perder la capacidad de razón y de crítica, o de argumentación respetuosa ante las diferencias de opinión que pueden presentarse y que, de hecho, son necesarias siempre, tanto para la generación de conocimientos como para el avance social.

Así, estimadas y estimados lectores, les invito a que no olvidemos nuestra historia, nuestras raíces y, sobre todo, que aquella preciosa frase de Vicente Guerrero que dice “la Patria es primero”, cobra pleno sentido en el momento en que reconocemos que nosotros, todas y todos los mexicanos, encarnamos esa patria. En el marco del mes más

patrio y de la reciente conmemoración de nuestra independencia, les invito a que, sin negar nuestras diferencias, busquemos la hermandad y el bienestar común, a fin de avanzar hacia la paz y el desarrollo de nuestra sociedad.

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