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MARIO ANDRADE CERVANTES
Hidrocálido 30/Agosto/2013

En la Universidad Autónoma de Aguascalientes, esta semana tenemos la fortuna de ser sede de la decimoprimera edición del Foro de historia y critica de la arquitectura moderna. Este importante encuentro académico itinerante, creado en 2003, busca congregar las más diversas y variadas posturas en torno a la historia y la crítica arquitectónica desde la visión modernista. Así, este año, Ciudad Universitaria comparte el privilegio de albergar este foro con prestigiadas instituciones a nivel nacional; entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México, cuya Facultad de Arquitectura ha sido sede en tres ocasiones.

 

Al asistir a la inauguración de este foro, al que se dan cita destacados ponentes nacionales e internacionales, quienes además vienen a mostrarnos sus investigaciones más recientes, recordé una frase del célebre arquitecto Le Corbusier: “La arquitectura es el punto de partida del que quiera llevar a la humanidad hacia un porvenir mejor”.

 

Es evidente que la participación de todos los ciudadanos es vital para que las ciudades sean viables y tengan futuro. No obstante, al reflexionar sobre el sentido de la idea expuesta por Le Corbusier, adquiere un mayor sentido que la planeación, el diseño y la ejecución pertinente de los espacios creados por las personas nos permite hacer un mejor aprovechamiento de nuestro potencial humano y natural.

 

Una casa, un edificio, un parque, y en general, una ciudad bella y funcional, pueden contribuir de manera significativa a facilitar que los ciudadanos convivan en armonía al interior y al exterior de sus hogares, se desplacen y se organicen sin contratiempos y conflictos. Además, pensar en estos espacios ideales para la realización de las diversas actividades humanas, también nos permite impulsar activamente la edificación de una mejor sociedad.

 

En ese sentido, Aguascalientes cuenta con un patrimonio arquitectónico muy rico, fruto del esfuerzo de muchas generaciones de aguascalentenses. En él conjuntamos la arquitectura moderna con las torres de sus templos, los jardines de sus plazas y las fachadas de edificios, en los que se ha forjado el trabajo y la entereza de nuestra tierra.

 

Además, este patrimonio histórico se ha visto enriquecido de manera muy notable durante el siglo XX, particularmente en las últimas décadas, gracias al talento y la sensibilidad de los arquitectos egresados de nuestra Casa de Estudios. Muchos de ellos son ya reconocidos por sus logros y su capacidad a nivel nacional e internacional.

 

Por esta razón pienso que, con la importante aportación que se hace en espacios académicos como el Foro de historia y critica de la arquitectura moderna, podemos conocer y comprender aún más los aportes a través del estudio histórico y crítico sobre la habitabilidad y funcionalidad de los espacios, el diseño arquitectónico y el fortalecimiento de nuestro patrimonio en el último siglo; y de esta manera entender con mayor eficacia nuestro actuar como seres humanos y sociedad.

 

Considero indispensable la reflexión crítica e informada sobre nuestro entorno físico común, nuestro hábitat y como lo apropiamos arquitectónicamente.  Por eso, felicito a la comunidad del Centro de Ciencias del Diseño y de la Construcción,  pues foros como este contribuyen a que las universidades se sigan alimentando de más conocimiento para pensar la arquitectura como un reflejo de la personalidad humana que hemos construido.

 

De esta manera, los integrantes de las Instituciones de Educación Superior, estamos llamados a transformar e invitar a la sociedad a participar en la transformación de nuestro entorno inmediato, con el fin de edificar juntos hogares y espacios públicos sustentables, en los que se promueva y fomente, con elementos históricos y técnicos, el uso de tecnologías, socialmente amables y ecológicamente limpias, para la oportuna conservación y el desarrollo de nuestro patrimonio arquitectónico.