Francisco Javier Avelar González

El viernes de la semana anterior, en la Universidad Autónoma de Aguascalientes llevamos a cabo la sesión solemne del H. Consejo Universitario, en la que entregamos el informe de logros y actividades de toda la comunidad universitaria, correspondiente al año 2018. Durante el evento, tuve el honor de dirigir unas palabras al auditorio. Abusando de la generosidad de los editores de El Hidrocálido, me permitiré en esta ocasión transcribir el mensaje íntegro, es espera de que encuentren en él material de reflexión sobre la tarea e importancia de las instituciones universitarias:

Hace apenas unos días concluimos la redacción del amplio y detallado documento que compone el Segundo Informe de la actual administración de nuestra Universidad. En la última página del texto, cerramos con las tres palabras que conforman nuestro lema: “Se Lumen Proferre”. Al hacerlo, volví a pensar en la profunda significación, el fascinante poder de convocatoria que se genera en aquella reunión específica de palabras, cuando es leída o pronunciada entre quienes hemos estudiado o laborado en esta casa de estudios.

Creo que ni siquiera una explicación lingüística alcanzaría a revelar, a fondo, por qué ciertas combinaciones léxicas tan pequeñas -como ésta- producen efectos emotivos y mentales de muy alto alcance, que se diseminan de generación en generación sin perder un ápice de fuerza. Acudo entonces a la insuficiente definición de los diccionarios: de acuerdo con ellos, todo lema es una frase o enunciado que funge como guía conductual y como síntesis del espíritu de la institución que representa… Así, cada lema es el umbral y los cimientos; el eje, la columna vertebral y, simultáneamente, la representación más breve y elegante que define atemporalmente a toda una comunidad.

A nosotros, a quienes integramos esta casa de estudios, nos define de manera simbólica la luz. Nuestro lema disuelve cualquier probable confusión entre los fines y los medios. Me explico: nuestro fin es generar conocimiento y bienestar a través de la Docencia, la Investigación, la Vinculación y la difusión de las artes y la cultura. Una de las principales formas de lograr esto, consiste en la formación de profesionistas preparados y personas con un alto sentido de ética, de responsabilidad, generosidad, inteligencia y espíritu crítico… personas que generen luz; es decir concordia, justicia y desarrollo en cualquier sitio donde decidan radicar… Nuestro fin no es simplemente producir títulos y certificados: estos son sólo papeles, medios simbólicos que validan la formación integral de nuestros egresados.

La diferencia entre una cosa y otra podría parecer desde alguna perspectiva minúscula; pero se vuelve esencial cuando se cuestiona la pertinencia de instituciones como la nuestra. Si nos confundimos y pensamos en los títulos como en un fin -despojándolos así de lo que estos implican- la Universidad pierde en gran parte su razón de ser; pues la convertimos ante nuestros ojos en imprentas costosas y prescindibles. Si en cambio damos a los títulos su justo valor de símbolos que entrañan algo mucho más profundo, como la diseminación de bienestar social y la educación de alto nivel -tanto en el plano cívico como en el profesional- la Universidad revela su verdadera relevancia, como la cúspide y la joya más importante de cualquier sociedad contemporánea.

“En tu luz veremos la luz”, reza el lema de la Universidad de Columbia; con la frase de “Artes, Conocimiento y Verdad” se define la Universidad de Michigan; “La libertad ilumina todas las cosas”, expresa el lema de la Universidad Complutense de Madrid; “Luz y verdad” está grabado en la cantera de la entrada principal de Yale; “Mentes y manos” está impreso en el emblema del MIT; “piensa y trabaja”, reza el lema de nuestra vecina Universidad de Guadalajara…

Luz, libertad, conocimiento, verdad, trabajo: estos son los fundamentos en los que se asientan las universidades, como instituciones propulsoras del desarrollo comunitario: para amplios sectores de la población, las universidades representan el acceso a la movilidad social; a mejores oportunidades de vida. Además, estas instituciones tienen la capacidad de apuntalar en sus estudiantes, valores y actitudes imprescindibles para el florecimiento de sociedades educadas, éticas y con dignas condiciones de vida.

Debo agregar que las universidades públicas autónomas no sólo encarnan los ideales mencionados, sino que también se erigen como las máximas embajadoras del pensamiento libre y riguroso, la capacidad de crítica, y la búsqueda incesante de la verdad, sin el lastre de intereses políticos contextuales o coyunturales. Insisto en esto último: la Autonomía de las universidades públicas permite formar ciudadanos críticos que persigan el conocimiento, la justicia y la verdad, no a partir de ideologías preconcebidas o al servicio de intereses particulares, sino exclusivamente a la luz de la razón y la libertad. Así, esta garantía constitucional nos permite ser verdaderos pilares del impulso democrático y la equidad social.

La capacidad de autogobierno y autogestión ―prerrogativa fundamental de la Autonomía universitaria― no equivale a opacidad. En la UAA tenemos un irrenunciable e innegable compromiso con la rendición de cuentas. De ello testifican la Auditoria Superior de la Federación, el Instituto de Transparencia del Estado de Aguascalientes y el Instituto Nacional de Acceso a la Información. El uso responsable y eficiente de los recursos, así como la respuesta comprometida que damos a la sociedad, es visible en el impecable mantenimiento y habilitación de nuestras instalaciones; y -más aún- en el equilibrio financiero que nos ha permitido asegurar la viabilidad operativa de nuestra Institución, e incluso fortalecer ostensiblemente nuestros fideicomisos de becas, y de pensiones y jubilaciones…

Rendimos cuentas también a través de la consecución de los primeros lugares en los rankings de las mejores universidades públicas del país, en los indicadores estructurales de calidad en pregrado, posgrado, capacidad académica e internacionalización. Esto nos ha valido premios y reconocimientos por parte de instituciones de la talla de CONACyT, CUMex, la SEP, CIEES, COPAES y CENEVAL.

Los reconocimientos a nuestra calidad, brindados por instituciones académicas y evaluadoras rigurosas, tanto nacionales como internacionales, son fruto del esfuerzo intergeneracional sostenido de quienes integramos esta casa de estudios; son fruto también de la solidaridad y la armonía que impera en nuestra comunidad universitaria. Por ello, quiero reconocer y agradecer el esfuerzo sistemático, eficiente y con visión de nuestros académicos, administrativos y estudiantes. Sin ustedes; sin su gran trabajo no hubiera sido posible alcanzar la calidad y eficiencia que hoy nos distingue a nivel nacional. A todos ustedes, muchísimas gracias…

Todos nuestros logros institucionales se traducen directamente en la formación integral de miles de personas -jóvenes en su mayoría-, que cada año se suman a las fuerzas empresariales, médicas, artísticas, científicas, jurídicas, académicas y administrativas de nuestra entidad. A esta suma de voluntades, debemos agregar los impactos positivos que nuestra comunidad universitaria produce en el entorno, a través de los servicios de salud, psicológicos y jurídicos que ofrecemos; a través de los Proyectos de Servicio Social y de Prácticas Profesionales, y a través del sinnúmero de encuentros académicos, proyectos de investigación, asesorías empresariales y actividades de divulgación cultural y difusión artística que ofrecemos a la sociedad. De lo anterior da testimonio el casi medio millón de impactos estimados que logramos en 2018; es decir, casi 500 mil personas, familias e instituciones beneficiadas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

Al igual que en nuestra entidad, en todos los estados del país hay universidades públicas estatales autónomas colaborando activamente como baluartes, que contribuyen en la consecución de paz, de transparencia, de información, de crítica constructiva y de integración social. Históricamente -y ya lo mostró en su época José Vasconcelos- los jóvenes universitarios y sus mentores han sido piezas clave para lograr las grandes transformaciones culturales y sociales. Por su espíritu joven, por su voluntad, su idealismo, su capacidad de análisis y sus deseos de mejorar el entorno, los universitarios son los más grandes aliados cuando se trata de generar armonía, equidad, bienestar, justicia y desarrollo, a través de la educación y el conocimiento.

La sociedad es muy consciente de las grandes aportaciones históricas que las universidades han hecho al desarrollo de México. En la última Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, realizada por el INEGI, los servicios de la educación pública universitaria del país obtuvieron las más altas notas: 82.1% de satisfacción; mientras la percepción promedio por los servicios gubernamentales fue del 45.5%. Dentro del rubro de la educación superior, las Universidades Públicas de Aguascalientes ostentan el tercer escaño nacional, con el 89.5% de los encuestados satisfechos… Sin duda, la gran organización, tranquilidad y calidad de vida que impera en nuestro estado tiene una correlación significativa con estos resultados.

Antes de concluir, quisiera recordar que hace un año, en el marco del Primer Informe Anual de esta administración, enunciamos una serie de objetivos que marcarían nuestro rumbo en 2018. De manera general, nos comprometimos a sostener el equilibrio financiero de la Universidad, a fortalecer los fideicomisos de Becas, y de Pensiones y Jubilaciones, y a generar estrategias efectivas para la simplificación de los trámites académico-administrativos.

En el plano académico, establecimos los objetivos de reducir los índices de reprobación, de abandono temprano y de deserción por cohorte generacional; así como de aumentar la pertinencia y calidad de nuestros programas de estudio, los índices de eficiencia terminal por cohorte generacional y el número de becas para estudiantes con vulnerabilidades económicas. Además, nos pusimos la meta de apoyar con mayor decisión la productividad académica y la investigación, e incentivar los proyectos de esta índole que consideraran entre sus objetivos la respuesta a necesidades y problemas prioritarios del entorno. Finalmente, nos comprometimos a trabajar con mayor ahínco en nuestras labores de vinculación, así como en la producción editorial, la difusión de las artes y la cultura, y en todos los programas universitarios que generaran impactos sociales en la población de Aguascalientes y zonas aledañas.

Los resultados muestran que hemos avanzado, en mayor o menor medida, en todos los puntos mencionados. Cada una de las comparativas que integramos en el Informe, y que abarcan un seguimiento histórico desde 2015 hasta la fecha, muestran el progreso que hemos logrado en la realización de las funciones sustantivas de la Universidad.

Nuestra Institución se caracteriza por el uso eficiente y responsable de sus recursos, y por la atención sistemática de sus áreas de oportunidad; sin embargo, debemos reconocer que hay rubros en los que aún no encontramos las estrategias más adecuadas para obtener mejores resultados. Concretamente me refiero a la eficiencia terminal, al indicador de abandono temprano y al que mide la reprobación, específicamente en las materias que presentan los índices más altos en bachillerato y pregrado. Desde ahora y como parte del Plan de Trabajo de 2019, quienes integramos al cuerpo docente y administrativo debemos comprometernos a mejorar estrategias y redoblar esfuerzos en estos temas, sin descuidar los demás objetivos, que se mantendrán íntegros para dar continuidad no sólo al proyecto de esta administración, sino al Plan de Desarrollo Institucional vigente.

Quisiera cerrar mi mensaje agradeciendo al Gobierno del Estado, encabezado por el Contador Público Martín Orozco Sandoval, por su generosidad y el importante apoyo que nos ha brindado estos dos años. Mi reconocimiento además a todos los académicos, administrativos y estudiantes, por su notable esfuerzo, fruto del cual hoy somos una de las mejores universidades públicas autónomas del país; gracias también por el ambiente de armonía, equidad y respeto que priva en nuestra máxima casa de estudios… Extiendo, de manera muy especial, mi gratitud a las familias que nos han confiado la educación media superior o superior de sus hijos; a los medios de comunicación y a la sociedad de Aguascalientes por su respaldo y reconocimiento.

Sólo me resta agregar que las brechas de desigualdad, y las diversas crisis económicas, sociales y medioambientales que embargan al planeta, deben ser consideradas cuestiones de interés prioritario. Enfrentarlas requiere conocimiento, solidaridad, inteligencia y trabajo. Se necesita entonces que los universitarios den un paso al frente, llevando su voluntad y los lemas de sus instituciones como arietes y estandartes, para contribuir en la generación de justicia, igualdad, paz y desarrollo. Por ello, a quienes a lo largo de los 45 años de vida de nuestra máxima casa de estudios, han transitado por sus aulas, hoy los invito a renovar votos, para que validemos las palabras que nos definen como universitarios: seamos luz que ilumine.

SE LUMEN PROFERRE.