BOLETÍN DE PRENSA No. 169
- Incremento en problemas de adicciones, adolescentes con trastornos alimenticios y reducción en la edad de inicio de consumo de drogas.
Como parte del perfil humanista de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y en el marco de la II Jornada de Actualización para Tutores Universitarios, se impartió el Taller para el Acompañamiento de Jóvenes en Situaciones de Riesgo, dirigido a profesores y organizado por la Dirección General de Servicios Estudiantiles. Dicho curso fue impartido por las psicólogas Rosana Torres Esquivel e Hilda Ochoa González, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
El objetivo fue crear y fortalecer redes de relaciones afectivas para incrementar la protección de los jóvenes ante situaciones de riesgo de conducta, sexual, depresivo, con sustancias. A fin de que los profesores puedan identificarlas y canalizar a los universitarios según lo requieran.
Hilda Ochoa González explicó que estos peligros han incrementado pues, según la Encuesta Nacional sobre las Adicciones en México, el porcentaje de la población que tiene problemas de adicciones incrementó de 8% a 13%, la edad de inicio de consumo de sustancias nocivas pasó de 15 a 16 años, a los niños de entre 12 y 13. Mientras que los trastornos de alimentación ocupan un 8% de la población de entre 13 y 17 años de edad.
Por ello, Rosana Torres Esquivel puso de relieve la necesidad de acciones tripartitas entre el alumno, sus compañeros y el profesor. “Se deben detectar síntomas, que el joven tenga confianza con el tutor, a fin de que pueda ser canalizado. Es una dinámica de cercanía entre los tres”.
Los indicadores de riesgo en jóvenes pueden ser la impuntualidad o inasistencia constante a clases, la disminución en calificaciones, estados de ánimo volubles, actitudes de aislamiento tanto en el aula como con sus amigos, el deterioro en el arreglo personal, tono de voz ansiosa, sudoración en las manos.
De igual manera, los extremos son indicios de problemáticas. Por ejemplo la deserción en actividades que eran de su interés o la hiperactividad, la ingesta escasa o profusa de alimentos, poco o demasiado ejercicio. Por lo que la psicóloga Ochoa González subrayó la necesidad de entablar relaciones que permitan a los jóvenes sentirse tranquilos, capaces de alcanzar lo que desean.
Agregó que el taller trata de fortalecer la parte psicoemocional del estudiante, no sólo el conocimiento o competencias profesionales. Habilitar al joven para que reconozca sus potencialidades y a sí mismo, a fin de que cuando enfrente una situación de riesgo, como la posibilidad de consumir drogas, pueda decir no.
“Cuando el joven tiene claridad en lo que quiere y sabe a dónde puede llegar, dice no. Incluso está preparando para enfrentar otras adversidades”, aseguró la integrante del Centro de Acompañamiento y Estudios Juveniles del ITESO.
Finalizó afirmando que el entorno cambiante ha impactando en la parte educativa, por lo que los nuevos estilos de vida requieren una intervención más certera y redes de apoyo en el transcurso de la universidad. “Los centros de psicoterapia o asistencia al joven no estás en todos los espacios del sistema educativo, aunque no buscamos sólo especialistas, sino redes que ayuden a las personas a tener más recursos de apoyo”.